lunes, 2 de julio de 2007

Doce minutos de silencio





Y resulta que estaba ahí. La mujer que tanto esperaba estaba ahí. Polera roja, pantalón negro, ajustado. Una mochila pequeña, libros en la mano, sonrisa hacia la vida, silencio y concentrada en su objetivo. Espléndida, aguardando. Ojos perfectamente cafés. Pelo perfectamente negros. Ella estaba ahí y yo poco podía hacer.
Esperábamos el metro. Ambos en la misma dirección. Ella con la vista perdida en el posible tren que se acercaría. Yo con la vista fija en ella. Ambos envueltos en el silencioso ruido de la monotonía de Santiago.
Como siempre, el error estuvo en casa. Al llegar el metro, despego la vista de ella para mirar la puerta del tren y quedamos en vagones separados. Ella de espalda a la ventanilla que los une, yo de frente mirando su pelo y su espalda.
Doce minutos y unos solitarios segundos dura el trayecto que todos los días recorro en esos vagones. Fueron doce minutos estando a un par de metros, pero ella no lo notó. Fueron doce minutos de una silenciosa mirada constante, ininterrumpida, impávida, imperturbable, impotente.
Doce minutos y al bajar te pierdo entre el gentío. Te pierdo y el ruido ya no es el mismo.
Te pierdo y resulta que ya no estás ahí. Resulta que no pude hablar. Resulta que no supe hablar.

Resulta que fallé, una vez más.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh, primer comentario, primer comentario lalala xD
Decir que escribes hermoso sería poco, tienes un gran talento y lo sabes, escribes lo que sientes y te dejas llevar, sin pensar quizás si está mal redactado y esas cosas. Escribes con el corazón que es lo importante... yo quisiera escribir así T.T
En fin...seré su más fiel fan, esperaré su libro con mi dedicatoria :D cierto? ajajaja
Yo ordeno sus carpetas y ud. me firma su librito ^^ oki doki
Muchos besitos para ud. Don Ton
lo quiero mucho! :B
Por cierto es ésta mi identidad secreta xD

Miss Rydia dijo...

Doce minutos?
Hace menos de una semana, una mirada de dos segundos me dejó en un estado similar...

Te la encontrarás de nuevo, ¿no?
Eres como un compendio de cosas tan disímiles, que haces unidad. Amalgamada. ¿Gramática con nosotras?


Nos vemos mañana.

Anónimo dijo...

a mí me pasa eso todos los días, pero mañana te juro te juro que le hablo. un besito, ton, está increíble lo que escribiste.

Anónimo dijo...

Hola..
yo siempre me enamro en el metro (y en la micro a veces)... es lo peor.. y siempre digo: "si lo vuelvo a ver le hablo".. SEGURO!!
hay dos opciones:
-o no lo vuelves a ver
-o nunca te atreves a hablarle

=)

Espero haber entendido...
aunque ultimamente.. ufff...

Chaito(K)

Shadow.- dijo...

Hace tiempo que no me pega como escarcha esa sensación, pero me ha pasado, mucho.
Aunque era yo un poco más osado/estúpido, porque seguía a aquella que se vestía de ángel.
[Eso pasa por ser tan AugustoPereziano (sinosabequienespregúnteleaUnamuno)]

En fin, la vida está más sabrosa ahora.
Aunque sea a veces puroají.

Saludos.

María Constanza dijo...

Disculpa, MUY colado mi comentario, de hecho no se si tengo algo que hacer aqui, pero el destino (en realidad el ocio nocturno de un sabado en la noche más la tecnologia, pero es bonito decir "el destino, no?) me trajo hasta este blog y me llamó mucho la atención...y este texto..es muy a quien no le ha pasado, todos hemos tenido un amor de metro, o de micro, o de locomoción colectiva, o de ciudad..y es tan extraño, nunca has visto a aquella persona, pero se te queda incrustada en las pupilas por días..pero tal vez no es por miedo, ni por inseguridad..son casos en que simplemente se te olvida como hablar
saludos
y una vez mas
disculpa lo colada

Anónimo dijo...

Se parece demasiado al poema de la transeunte de Baudelaire y a la actualización que hizo no sé quién, precisamente, con una mujer en el metro.