martes, 4 de mayo de 2010

De la muerte de los formatos

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Yo siempre he intentado vivir con la tecnología y no de ella. No se si lo he logrado.

Me puse a pensar sobre los impactos de la tecnología, o mejor dicho de los formatos que la tecnología nos presenta e impone, sobre la poesía.

Yo era de esos que escribíamos en papel. Mi primera novela, nunca publicada, se comenzó a escribir en un cuaderno universitario, tal y como si fuese un libro. A tal punto que en mis ratos de ocio me puse a enumerar las páginas.

Luego llegó el boom del Internet y la necesidad voyeurista. Me metí a un portal de “escritores” en línea, donde escribías tus textos y comentabas los de los otros usuarios esperando a que alguien se tome la molestia de hacer lo mismo con el tuyo. Los comentarios recibidos, que no fueron demasiados, no eran representativos de mi “público objetivo” y terminé aburriéndome. Sólo subí un texto. Uno de mis primeros cuentos.

Pero luego vino el mayor salto tecnológico desde la invención del indio pícaro, como diría la Radio Uno: Fotolog.

Fotolog era el espacio ideal. Subía una foto, no siempre relacionada con el texto y colgaba mi mamarracho bajo ella. Debo reconocer que en algún momento el modelo la rompió. Batió records. El público tendía al alza y, por decirlo así, el negocio andaba bien. Sin embargo las primeras luces del fin se vieron con la gran avalancha de Pokemones que comenzóa invadir y luego sepultar Fotolog.

Pero antes de que la horda pokemonística completara su conquista, empieza a sonar entre el publico Fotologuero lo que meses más tarde sería el monstruo Facebook. Pero los ejecutivos de Fotolog no se quisieron quedar atrás ante las arremetidas que amenazaban con destronarlos y realizaron el cambio que se transformaría en el más absurdo y evidente harakiri del sistema: desde ese momento solo miembros registrados de Fotolog podían hacer comentarios. Game over.

Cuando comenzó, meses antes, la caída de Fotolog, me mudé con mis textos a este blog. La verdad es que no tenía mayores expectativas a las obtenidas. De hecho no tenía expectativa alguna acerca de los potenciales resultados “mediáticos” que pudiese tener dEspaldAlavida como blog. En un principio me motivé y anuncié entradas seguidas y periódicas. Falso como las estadísticas. Muchas veces hubo intervalos de meses entre una entrada y otra.

Como pueden ver el blog sigue estando aquí, ha tenido momentos de una prosperidad considerable: muchos comentarios interesantes, otros no tanto, una cantidad de visitas diarias que ronda la decena (lo que para un blog de bajo perfil como este resulta notable), pero hace un tiempo he observado un deterioro, no tanto en el blog mismos, ya que sigue teniendo varias visitas al día, sino en el ambiente “bloggero”. Se ven pocas actualizaciones, pocos comentarios... Es, quizás, la vida misma que nos hace dejar de lado estas cosas por las obligaciones mundanas. Lo digo porque yo mismo he bajado mi participación en otros blogs amigos, pero al contrario del momento de la decadencia del Fotolog, a esto aún le tengo fe.

No digo que el blog como “la vitrina poética oficial” vaya a morir, pero sigo convencido que la poesía sabe mejor en papel.

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3 comentarios:

David Montecino dijo...

mostro
supongo que la poesía aparece en el papel y en la potente voz.
si no, en el retumbe de las cabezas.

Jesusísima dijo...

me pasa lo mismo. le tengo fe al formato. justamente pensaba en eso ahce algunos días, podríamos hacer una campaña para que revivan los blogs jajaja.
también creo que el papel es irremplazable, pero hombre, son cosas tan distintas. Que el blog nunca muera, mierda.

Lute dijo...

Papel papel marido mujer.

Mi blog partió el año pasado. Y está vivo. Siempre llegué tarde a la moda y la seguí usando hasta mucho después que toda la gente lo deshechara. Y quizas eso me pasa. Quizas ahora twitter es lo que la lleva para los microcuentos del futuro.

Creo que voy a seguir un buen rato. Hasta que google muera como geocities. O virtualia.