martes, 6 de octubre de 2009

Private Eye

.

Llegué a Santiago por casualidad. Llevo dos semanas aquí y aún no entiendo demasiado. Yo iba hacia Buenos Aires. Hollywood era demasiado para mí. Demasiado para un yanqui pobre. Me aburrí de la vida. No hay nada peor que un gringo pobre en su propio país.
Cuando murió el gato entendí que no tenía nada más que hacer ahí. Perdí mi sombrero. Mis escasos pelos habían olvidado como se vivía al descubierto. Empieza a llover y no cesa la gente pasando. Los artistas callejeros desaparecen despacio y la vida se empieza a extinguir poco a poco.


.